El cole de mi hija es bilingüe y a mi me parece un atraso más que una ventaja. Si bien es cierto que cuando consiguió la categoría de centro bilingüe di saltos de alegría, ahora soy consciente de que lo hice desde el más absoluto desconocimiento de lo que estaba por llegar. Pronto la debacle se manifestó y fue el día en el que mi hija, bien pequeña, reconocía el color purple pero no tenía ni idea de que había un color que era el morado. Entonces me pareció gracioso, ahora ya no tanto.
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