Aunque es en las prisiones donde se pagan las deudas con la sociedad, el confinamiento raramente supone otros rendimientos aparte del castigo. Ahora, gracias a un innovador programa de las prisiones brasileñas, los presos pueden reducir sus condenas aportando literalmente algo más de luz al mundo produciendo la electricidad para el alumbrado de los centros. Bicicletas estáticas conectadas a un generador y baterías hacen que los presos, por cada 16 horas de pedaleo, reduzcan su condena en un día, alumbrando farolas que aumentan la seguridad.
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