El “dandy” inglés George Bryan Brummell (1778-1840) conocido como el “Bello Brummell”, empleaba nueve horas diarias en su acicalado personal. Sus camisas eran impecables y los pantalones se ajustaban milimétricamente a su cuerpo. La perfección de la línea y de la textura era lo que más le importaba en el mundo. Usaba medias de seda y botas brillantes de charol, a las que daba lustre con espuma de champán.
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