Es lo que revelan una serie de estudios llevados a cabo por la Universidad de Cambridge: el trabajo en cuestión de un científico no es suficiente para llamar nuestro interés. Son también clave: la apariencia de un científico y su comunicación oral. Nos atrae más el trabajo de los científicos monos pero asumimos en cambio que son de peor calidad. Sin embargo los trabajos mejor valorados son los que provienen de científicos menos atractivos físicamente y que aparentan ser menos sociables.
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