La crisis financiera internacional ha puesto en el punto de mira a los paraísos fiscales (territorios utilizados habitualmente para evadir impuestos y que las principales economías del mundo están intentando erradicar) y cada vez se mira con más recelo a los inversores o compañías que operan a través de ellos. Banco Santander es consciente de ello y lleva desde 2005 tratando de reducir su presencia en ellos. En 2008, su beneficio en paraísos fiscales creció un 25% y se elevó a 248 millones de euros.
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