Las justas luchas de los mineros por preservar su medio de vida son disturbios para el Poder. La resistencia pacífica de la gente a los desalojos, alteración del orden público. La irrupción de los jornaleros andaluces en dos supermercados para llevar alimentos a los necesitados, vulgares asaltos. Sin embargo, el sistemático saqueo de lo público por intereses privados constituyen políticas de austeridad inevitables.
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