Son mil metros cuadrados de inmueble y tiene tres plantas con siete habitaciones por piso, además de ascensor e incluso un molino. Es el ayuntamiento de Báscara, en Girona, donde pronto colgará el cartel de en venta. Es la solución que estudia Narcís Saurina, el alcalde de este pueblo catalán de poco más de mil habitantes para hacer frente a una deuda de tres millones de euros.
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