Casos como el de los activistas canadienses ‘The Excelsior 4’ o la nueva propuesta criminalizadora de la Ley de Ordenación Agraria catalana muestran que la industria ganadera tiene como objetivo claro que no se conozca lo que pasa en el interior de los muros de mataderos y granjas. En Canadá piden hasta diez años para activistas que demostraron maltrato e irregularidades en una granja, y en Cataluña se piden penas ejemplarizantes para quienes desvelen la realidad de las granjas mientras la industria se empeña en maquillarla.
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