El 24 de mayo de 2003 una carta bomba sembró el pánico en las oficinas de Correos de la calle San Vicente de Valencia. La responsable de este envío, la joven anarquista Amanda Cerezo García, declaró ayer en la Audiencia Nacional y sus palabras fueron de arrepentimiento. «Lo hice porque en aquella época llevaba una vida loca. Desde mi punto de vista actual no encuentro ninguna razón. Pero entonces tenía una vida muy caótica. No tenía familia, ni trabajo, ni proyectos. Tampoco domicilio fijo», afirmó la acusada a las preguntas de su abogado.
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