Aunque muchas veces se asocia el asma con los elevados niveles de contaminación o la exposición al frío intenso, es la cercanía del mar lo que en realidad dispara la prevalencia de esta enfermedad autoinmune. La razón de este desequilibrio es sencilla: las temperaturas templadas y el elevado grado de humedad relativa de las áreas del litoral "crean unas condiciones perfectas para que los ácaros del polvo [el principal alérgeno relacionacon el asma] y los hongos prosperen", según indican los investigadores españoles que han publicado el estudio.
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