Trabajaba a lo bestia, como hizo a partir de entonces, sin parar, con una atención del mil por ciento, sobre todo en las revistas de ciencia ficción que su padre vendía por kilos en el kiosco. Muy pronto, Isaac empezó a escribirlas él mismo y a publicarlas en Astounding Science Fiction. Al mismo tiempo, estudiaba bioquímica en la Universidad de Columbia, donde entró ¡con quince años! Era vivaz, divertido y un poco caradura, guapete. Un buen chico. A mediados de los cuarenta, se decidió por hacer el doctorado y empezó a preparar su tesis (...)
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