220 veterinarios del SES y 100 agentes del Seprona se encargan de inspeccionar e investigar a empresas del sector para evitar prácticas fraudulentas.Un precinto mal colocado en un jamón; una etiqueta borrosa o inexistente; un albarán que falta o la carencia del sello del matadero donde en teoría se ha sacrificado el cerdo son pistas para empezar a tirar del hilo y detectar, como ha sucedido en los últimos años, partidas de hasta 25.000 paletas y jamones que no pueden ser consumidas aunque estaban a la venta.
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