El final del siglo XX fue un periodo especialmente sombrío para Finlandia. Las tasas de suicidio se encontraban entre las más altas del mundo, y alcanzaron su punto máximo en 1990 con más de 30 muertes por cada 100 000 ciudadanos, frente a una media europea de 10 por cada 100 000. Finlandia reaccionó de forma agresiva, poniendo en marcha una estrategia nacional integral y, en última instancia, reduciendo esta tasa a más de la mitad, hasta aproximadamente 13 muertes por cada 100 000. ¿Cómo lo logró?
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