(...) La explicación para el lenguaje inclusivo es el estómago bien alimentado: es este órgano, bajo esta circunstancia, el que detecta problemas mediante el asco e insufla un torrente de pereza para solucionarlos con palabrería, sin que el estomagante tenga que levantarse de la silla. De ahí brotan los grandes proyectos de reconstrucción del ser humano desde sus cenizas (previa destrucción) y las polémicas más tontas de la galaxia, grupo este úlitmo del que forma parte la discusión del lenguaje inclusivo.
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