En el Campus de Conducción Autónoma de BMW, Alemania, los sensores de 40 vehículos automatizados transmiten a diario entre 16 y 40 terabytes de datos cada uno a dos centros de almacenamiento con una capacidad total de 116 petabytes. Al final de la jornada, los ingenieros los analizan para perfeccionar los algoritmos que permitan a los coches autónomos reaccionar adecuadamente ante cualquier circunstancia. Ahí reside la clave: programar y entrenar a los vehículos para que tomen siempre la decisión correcta. ¿Cómo se maneja tanta información?
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