En 1961, el Museo Metropolitano de Nueva York compró en una subasta el óleo Aristóteles contemplando el busto de Homero, de Rembrandt, por 2,3 millones de dólares (1,79 millones de euros). Y con ello marcó un punto de inflexión en el modus operandi del crimen artístico. La venta, un récord inaudito entonces, puso al mundo del arte en las primeras páginas de los diarios y al crimen organizado detrás de los robos de arte.
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