Fabricar un arma de fuego con una impresora 3D ya es posible, aunque aún sigue siendo necesario contar con una bala metálica como proyectil, pero esta tecnología está evolucionando con rapidez inicialmente entre fanáticos de las armas y grupos de extrema derecha, esencialmente, pero los expertos temen que pueda terminar dando el salto al crimen organizado y grupos terroristas.
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