Un crematorio en la ciudad austriaca de Graz se incendió cuando intentaba incinerar el cuerpo de una mujer con sobrepeso. El cadáver de la mujer, que pesaba más de 200 kilos, bloqueó los filtros de ventilación del horno, elevando la temperatura hasta los 300 C. El problema reside en que “la grasa es un combustible de lo más incendiario, y cuando se ha quemado el cuerpo, ésta sigue ardiendo, y no es fácil apagarlo”, aseguran los especialistas.
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