El beso negro ni es negro ni es un beso. Para quien todavía no se haya enterado, beso negro significa, dicho de un modo elegante, saborear y acariciar con la lengua y los labios el esfínter del vecino. Escuchado así suena incluso un poco repulsivo, pero esta práctica se remonta a los albores de la Humanidad y hunde sus raíces en comportamientos solidarios y de limpieza recíproca entre distintos seres. El placer vino después.
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