Eran los años noventa cuando General Motors decidió dar un paso al frente: ¿por qué no tratar de hacer un coche completamente eléctrico? La idea era sencilla: diseñar un vehículo de bella factura que fuera capaz de tener la misma autonomía que los de combustión clásica. Solo un par de años después, en 1996, ponía a la venta el EV1... pero ocho años después obligaba a sus dueños a devolverlos para destruirlos. Ahora, acaba de aparecer una unidad que se salvó.
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