Se tarda más en decir "todos y todas" que en decir, sencillamente, "todos". La ministra de Igualdad, Bibiana Aído, debería reconocer la utilidad del nombre epiceno. Su empleo regular y de manera gramaticalmente correcta quizá limite sus dotes para la invención lingüística, pero, en contrapartida, le dejará más tiempo y más palabras disponibles para denunciar la desigualdad que sigue existiendo entre hombres y mujeres.
|
etiquetas: miembras , epiceno