Biden hizo estallar los gasoductos, pero la acción tuvo poco que ver con ganar o detener la guerra en Ucrania. Fue el resultado de los temores en la Casa Blanca de que Alemania flaqueara y abriera el flujo de gas ruso, y que Alemania y luego la OTAN, por razones económicas, cayeran bajo el dominio de Rusia y sus extensos y baratos recursos naturales. Y así surgió el temor último: que EEUU perdiera su primacía de larga data en Europa occidental.
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