Con la ley en la mano, Anna Netrebko puede tener todas las de ganar si decide demandar a los teatros de ópera y auditorios que, al estallar la invasión rusa de Ucrania, no dudaron en cancelar sus actuaciones y evitar sus apariciones públicas. Era “amiga” de Vladimir Putin, además de la soprano más famosa del siglo. Una combinación nefasta para la artista rusa que se había dejado fotografiar con banderas separatistas en el Donbass.
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