Creo que el ciudadano medio español intuye, presiente o ha asumido en su interior, que la situación económica, social, política, moral y de proyecto colectivo mínimamente consensuado, carece de salida en positivo con las medidas y valores inherentes a las mismas que constituyen el acervo de las directrices europeas según el modelo Maastricht. El que se destruya o desaparezca empleo en nombre de la creación futura del mismo es tan paradójico como la sustitución de contratos fijos por otros de dudosa estabilidad en nombre precisamente del futuro
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