España, a 3.400 metros sobre el nivel del mar, en los últimos y vertiginosos 40 metros que hay que escalar antes de alcanzar el pico del Aneto, en el Pirineo aragonés. Esta imagen se repite verano tras verano, al igual que en la mayor cumbre del Himalaya: colas infinitas de montañeros, o de aquellos que dicen serlo, esquís al hombro y bastones en mano, esperando para coronar la cima, en un estrecho y resbaladizo cortado, con la muerte avisando a ambos lado
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