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Nieta de campesinos y feriantes, de un matrimonio que recorría el país en furgoneta para ganarse el pan. A través de la mirada de Ana Iris Simón (Campo de Criptana, 1991) ojeamos una realidad extinta, donde las ferias eran el único lugar para comer hamburguesas o algodones de azúcar. La magia comenzó a agotarse con el capitalismo salvaje y "la vida se convirtió en una feria"
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etiquetas: entrevista , reflexiones , realización personal , rural , lógicas urbanitas