Gerard Bassa, el último ganadero asaltado por un grupo de jóvenes animalistas, todavía no se ha recuperado del disgusto y de eso hace ya semanas. Unos 160 activistas, algunos españoles pero la mayoría venidos de varios países de Europa y América, irrumpieron en su explotación lechera en Sant Antoni de Vilamajor (Barcelona) y se fueron directos hacia los terneros, algunos recién nacidos. Los cogieron en brazos, los sacaron, les dieron agua. Al poco llegó Bassa y se armó el jaleo.
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