Bjork Eidsdottir no tenía ni idea de que cuando hace 15 años decidió llamar a su hija Blaer estaba rompiendo la ley. Para las autoridades de su país, Islandia, este nombre que significa "suave brisa" era un nombre de varón y por lo tanto no lo aprobaron. El caso de Islandia no es único. Países como Alemania, Suecia, China y Japón también ponen restricciones en los nombres. ¿Por qué?
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