La Algameca Chica comienza a cobrar vida hace cien años a partir de unos pocos pescadores, mineros y veraneantes que, con un permiso temporal de la Armada, decidieron crear su pequeño paraíso, que un siglo después aún reluce repleto de vivacidad. El asentamiento, situado en la desembocadura de la rambla de Benipila, en Cartagena, resiste con encanto a pandemias, adversidades climáticas y enfrentamientos con las autoridades desde hace más de un siglo.
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