Hace años, cuando me despedí de mis compañeros del Diario As para venir a Donostia, le dije a mi amigo Iñako Díaz Guerra, primer espada de la información del Atlético de Madrid, que iba a seguir sabiendo de mí porque no iba a parar hasta conseguir que cerraran algún partido el Vicente Calderón por los cánticos que mancillan la memoria de Aitor Zabaleta. Sebas Martija escribió una carta ayer a este periódico solicitando que la Real parara el partido y amenazara con abandonar el campo si continúan insultando al hincha realista asesinado.
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