Su temporada es sensacional, el trato de balón que nos regala es para embelesarse cuando va a recibir, la jerarquía que ha tomado en el equipo con solo 25 años es para sentarle una cláusula antirrobo, la obsesión por perfeccionar y pulir cada detalle hasta convertirse en una jugadora completa es para dar clases en todas las escuelas de fútbol y su talento es para extraer su ADN por si no se vuelve a repetir. Estamos no solo ante una digna ganadora del Balón de Oro: estamos ante su legítima dueña.
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