En Almería hace años que el debate sobre el manejo de los recursos hídricos se esterilizó como si de una cuestión patriótica se tratara: hay que disponer de cuanta agua se requiera a cualquier precio, y bajo ese prisma no caben críticas a ciertas políticas llevadas a cabo en los últimos años enfocadas únicamente en el aumento de la oferta. Así, se ha consagrado a la desalación la capacidad de ofrecer cuanta agua fuera necesaria, ya fuese para satisfacer las necesidades de la agricultura intensiva o la previsiones de crecimiento urbanístico.
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