"No soy un racista, yo no he hecho nada de eso, es la primera vez. Ese día yo llevé los regalos a mis hijos hasta Pozuelo de Alarcón, pero la madre solamente me dejó verlos menos de diez minutos, llevaba meses sin ver a mis hijos, uno de ellos está saliendo de un cáncer. Llevo dos años arrastrando una depresión porque no he podido estar con mi hijo, luchando en los juzgados para ponerle los apellidos porque su madre no quiso que se los pusiera".
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