En este libro, María Blanco nos ofrece una mirada al feminismo poco habitual, pero cargada de legitimidad. Y es que, aunque se ignore o se haya olvidado, el feminismo debe al optimismo ilustrado y al liberalismo político algo muy valioso: su origen. Por tanto, sus cimientos fueron liberales y libertarios antes que cualquier otra cosa. No en balde, nació y se autoproclamó como «movimiento de liberación de las mujeres». ¿Por qué resulta tan necesario refrescar nuestra memoria y ensalzar este origen liberal?
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