Cuando observamos la realidad ignoramos que hay mucho más de lo que vemos a simple vista. O mejor aún: la realidad nos devuelve aquello que proyectamos hacia ella —la fórmula misma que utilizamos para interpretarla (¡vaya lío!). Porque no estamos hablando de un concepto cerrado, una estructura “sólida” o mucho menos inamovible. La cuestión casi carecería de sentido: la realidad es la realidad, ¿no? ¿Qué más se puede decir acerca de ella? Bueno, nada en particular… hasta que llegó la Mecánica Cuántica.
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