La campaña marisquera es un desastre. No hay almeja, ni chopo, ni berberecho, las especies que son el nutriente de las miles de personas que en las rías de Arousa y Muros-Noia tienen en el marisco su principal fuente de recursos. Acusan a la lluvia, como si en Galicia no lloviera nunca; acusan a la mina de San Finx, como si estuviera funcionando; acusan al exceso de calor de la primavera, como si fuera una novedad en los últimos diez años; acusan al exceso de algas que la falta de temporales no arrancó del fondo impidiendo la oxigenación.
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