Cuando el reverendo Jesse Jackson, entregó comida a activistas en la embajada de Venezuela, un escalofrío debió recorrer la espalda del secretario de Estado, Mike Pompeo. La reacción fue inmediata: un día después, se ordenó el asalto a la embajada de Venezuela violando los artículos 32 y 45 de la Convención de Viena, que afirma que el Estado receptor está a cargo de resguardar la sede diplomática de otro país, y en caso de una ruptura de relaciones, la custodia de la misma debería ser otorgada a un tercer Estado aceptado por ambas partes.
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