Más de doscientas personas han reivindicado ser alguno de los hijos del Zar Nicolás II desde 1918. El retraso con que el gobierno soviético reconoció que toda la familia Romanov había sido ejecutada, y el hecho de que los cadáveres no habían aparecido, alimentó las especulaciones. Anna Anderson (1896-1984), nacida en Polonia, que convenció a muchos de que era la gran duquesa Anastasia. Los análisis de ADN han demostrado que todos los presuntos descendientes del zar eran impostores.
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