Los taxis de la capital todavía no son todo lo "verdes" que podrían ser: más de la mitad de la flota actual, el 55%, utilizan combustible diésel. Le siguen los que usan gasolina combinada con electricidad (26%) y, en tercer lugar, los propulsados por gas licuado del petróleo (16%). Los taxis 100% eléctricos y con cero emisiones apenas suponen un 0,1%. Los motores diésel son uno de los principales responsables de las emisiones óxidos de nitrógeno en las ciudades. Uno de estos óxidos es el dióxido de nitrógeno (NO2), un gas contaminante.
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