51 personas salieron a pasear por el monte y murieron por un disparo de un cazador entre enero y principios de septiembre 2020, y más de 600 resultaron heridas de diversa consideración tras ser tiroteadas. Los datos son escalofriantes, y contrastan directamente con la permisividad y facilidades que este colectivo recibe para adueñarse de los montes para practicar esta peligrosa práctica. Los datos son solo de 9 meses, que además incluyen la etapa de confinamiento en la que estaba prohibido cazar, y no incluye los datos de Catalunya y Euskadi.
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