Los bloques de la UVA de Hortaleza recuerdan, lejanamente, a una cárcel. Como celdas, sus pequeñas viviendas se distribuyen en dos plantas a lo largo de una extensa galería, y todas se comunican por un corredor enjaulado con rejas. Desde hace décadas, Puri vive en una de ellas como si fuera una condena. A punto de cumplir 86 años, se le ha agotado la paciencia. «Estamos viviendo entre ratas y mierda. Yo soy así de clara».
|
etiquetas: vivienda