Nunca habían salido de los laboratorios donde vivían como conejillos de indias. Nunca tuvieron la oportunidad de interactuar con los demás. Nunca tuvieron su ropa de cama cómoda. Nunca habían jugado al aire libre y nunca habían hecho el tontorrón jugando. Nunca tuvieron su propio juguete.
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