En la víspera de navidad de 1834, Jarm Logue salió del cuarto donde dormía. Era una noche oscura y fría sobre el cielo de Tennessee, pero estaba decidido a completar el plan que llevaba meses trazando. Jarm se paró unos segundos observando desde fuera la cabaña donde dormían hacinados otros esclavos, entró a hurtadillas sin hacer ruido, y besó a su madre dormida en la frente. Tomó el caballo de su “amo” y comenzó una huida que iba a desembocar en histórica. Lo que nunca se iba a imaginar es que 26 años después le iba a llegar una extraña carta
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