Y ya se empiezan a notar las consecuencias directas de la falta de estos chips en muchos sectores. Uno de ellos es el de la automoción. Las cifras que vamos conociendo destacan la importancia y la dimensión del problema. Menos producción, fabricación congelada en algunas plantas y, claro, despidos. A esto hay que sumarle los retos de la mayor transformación de la industria de su historia: conectividad, coche autónomo, servicios de movilidad y electrificación. Y justo cuando se empezaba a vislumbrar la recuperación económica y los fabricantes y
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