Hablar de ‘Shadow of the Colossus’ no es nada fácil. Sus patrones narrativos responden a los códigos de cierta literatura universal: el viaje del héroe. Más allá de los colosos, que evocarían a los kaijus de la tradición oriental, estamos rodeados de un universo bucólico, sin poblados ni actores secundarios, sólo montaña de roca y aislados árboles mecidos por un viento voraz. Es decir, no hay nada más: algún puzle, 16 colosos que iban a ser 48 y luego 24, pero el tiempo y los recursos redujeron la cifra. Y menos mal. ¿Por qué?
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