Los autores de este estudio, publicado en el portal
Frontiers, sugieren que existe una "asociación entre la capacidad inmunomoduladora de los olores y su impacto en las funciones cognitivas de los animales", que en el caso de la parte experimental de dicho trabajo han sido ratones salvajes con Alzheimer. El estudio realizado por el CIMA utiliza el mentol, un odorante inmunoestimulador que se obtiene de la menta.