La noticia saltó en noviembre pasado: "Los responsables de los museos del mundo han sido advertidos de un misterioso falsificador de cuadros que se hace pasar por jesuita y ha logrado engañar ya a varias instituciones estadounidenses". "A diferencia de otros falsificadores, el supuesto sacerdote no pide dinero por sus falsos 'picassos', 'signacs' o 'daumiers'. La única recompensa que persigue, al parecer, es la satisfacción de engañar a los expertos de esos museos con sus falsificaciones".