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El vértigo del desempleo tecnológico: el sentido profundo del alarmismo social

El vértigo del desempleo tecnológico: el sentido profundo del alarmismo social

Desde hace siglos nos hemos atemorizado creyendo que la tecnología nos quitaría el trabajo. Aunque fallidas, esas predicciones se reviven con la revolución de la IA. Más allá de que pueda poner en peligro nuestra subsistencia, este recurrente alarmismo social parece obedecer al sentido profundo que socialmente le hemos imprimido al trabajo. (...) ¿Pero no hay un engaño en todo esto? ¿no ejerce el trabajo también una función narcótica que nos entretiene para no asomarnos cara a cara ante el cuestionamiento existencial por el sentido de la vida?

| etiquetas: inteligencia artificial , ocio , trabajo , filosofía
Todas las innovaciones tecnológicas son siempre muy bienvenidas, la raíz del alarmismo no viene directamente de la tecnologia sino de pensar que si uno pierde el trabajo y no encuentra otro, no va a tener ingresos para vivir. La mayoría de las personas con ingresos asegurados no creo que se oponga a los cambios tecnológicos, si se tiene que trabajar menos mejor. Lo que asusta es tecnología + sistema actual de distribución de la riqueza
#6 > Todas las innovaciones tecnológicas son siempre muy bienvenidas

No, no es verdad. Hay muchas "innovaciones" que directamente perjudican a la calidad de vida (por ejemplo la iluminación con LEDs, que interfieren más que la previa en los ritmos circadianos), y otras muchas son dañinas en el medio o largo plazo (como los automóviles o la industria química, que benefician a algunas personas durante unas décadas al coste de deteriorar fuertemente los ecosistemas y las…   » ver todo el comentario
El progreso tecnológico ha traído crecimiento y los empleos perdidos se compensaban sobradamente en otros sectores, en esas llevamos desde la revolución industrial.

Todo ese progreso trajo consigo un desaforado consumo exponencial de recursos, que continúa.

Las circunstancias están cambiando, y difícilmente podremos seguir ese mismo camino.
"¿no ejerce el trabajo también una función narcótica que nos entretiene para no asomarnos cara a cara ante el cuestionamiento existencial por el sentido de la vida?"

Manda cojones los problemas del primer mundo...
#1 uh, realmente son problemas más gordos de los que se podría uno imaginar. Las jornadas draconianas —que no suelen incluir los transportes— hacen que tengamos menos tiempo para pensar, para leer, para aprender, o incluso para hacer conexiones con los vecinos.

Esto hace que mucho gilipollas se deje engañar por trileros políticos.
#2 Pues en mi caso es precisamente ese tipo de vida el que me hace plantearme cual es el sentido de mi vida.
Y siempre llego a la misma conclusión,el trabajo no da la felicidad.
Y lo que con el consigues,más allá de cubrir tus necesidades básicas y responsabilidades familiares, tampoco.
Vivimos una vida en el que las expectativas nos superan y nos hacen infelices.
#4 mis expectativas son pocas. Muy pocas. Y ni aun así las cubro.
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menéame