Un solo disparo en el brazo o la pierna es más que suficiente para matarte si no tienes suerte. ¿Por qué? Por la pérdida de sangre, que Connor Narciso afirma que es la causa prevenible número uno de muerte en un campo de batalla (cerca de 90% de esas muertes evitables se deben a la pérdida de la sangre). Si esa bala golpea una arteria braquial, en la ingle o en las arterias subclavias, entonces estarás ante una hemorragia masiva. Si hay una herida de bala abierta en la cavidad torácica es importante que intentes evitar que el aire sea aspirado.
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