Muchos años después, William Randolph Hearst, el hombre que llegó a acumular el mayor imperio informativo de la historia, seguía afirmando que no había tenido nada que ver con el dichoso telegrama. Sin embargo, y aunque no se ha conservado el texto exacto, existen testimonios y testigos de que efectivamente se cursó. El ilustrador Frederic Remington, de The New York Journal, había cablegrafiado a su periódico desde La Habana diciendo que volvía a Estados Unidos. Las hostilidades contra España parecían haber remitido.
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